Es 1980, y Deep Purple hace ya 4 años que no dan señales de vida. La prematura muerte de su último y talentoso guitarrista Tommy Bolin y las discretas ventas de su álbum de 1976 “Come taste the band” provocaron una diáspora de sus miembros hacia otros proyectos. Aún sin estar presentes, los Purple seguían en la picota como gran banda de culto mientras una nueva ola de fans y músicos de Heavy Metal crecía exponencialmente bajo el arquetipo de la santísima trinidad del Rock Duro Británico (Led Zeppelin, Black Sabbath y los propios Purple) y discos como “Machine Head”, “Made in Japan” o “Burn” seguían sonando a todo volumen en los tocadiscos de multitud de jóvenes con ganas de menear la melena.
Las diferentes formaciones de Deep Purple y derivados dan para confeccionar un diagrama en árbol con tantas o más ramificaciones que la de cualquier dinastía monárquica, especialmente en el arranque de la década de los 80 cuando varias de las aventuras de sus ex-miembros estaban pegando fuerte: su legendario guitarrista Ritchie Blackmore se había consolidado al mando de Rainbow reclutando al bajista purpleliano Roger Glover, mientras su último vocalista David Coverdale iniciaba con Whitesnake una ascensión hacia la cima del Rock Superventas en compañía del teclista y alma máter de Purple John Lord y del batería Ian Paice como escuderos de lujo. Su otro gran cantante, Ian Gillan, seguía haciendo carrera en solitario, y Glenn Hughes aunque andaba algo desconectado, seguía manteniendo sus galones como bajista (y excepcional voz) dentro del olimpo del Rock. Los colosales Deep Purple aunque separados, todavía estaban en la onda y seguían teniendo muchísimo tirón.
El tinglado
Esta circunstancia no era ajena a los promotores de conciertos, que anhelaban llenar auditorios con su nombre de nuevo en un cartel. Y es ahí cuando una empresa inglesa de dudosa integridad denominada Advent Talent Associates entra en escena. Dirigida por un tal Steve Green, la compañía en cuestión se atribuía la capacidad de poder “reunir” de nuevo grandes grupos musicales a base de reclutar algún miembro que pasase por ahí.
Por lo visto, la jugada había colado con la disuelta Steppenwolf durante más de tres años. Teniendo en cuenta que apenas nadie ponía cara a los intérpretes de “Born to be wild” (al oírla piensas más bien en Peter Fonda y Dennis Hopper a lomos de sus choppers que en el grupo que la interpreta) y de la que ya anteriormente algunos sus ex-miembros había tirado del nombre original, pues parece que el invento consiguió dar gato por liebre sin levantar demasiada polvareda.
Así es que el tal Green no tuvo suficiente haciendo caja con semejante sucedáneo y en un alarde de autosuficiencia mal entendida decidió ir todavía más allá lanzándose hacer lo propio bajo el sagrado nombre de Deep Purple. Para proceder con el maléfico plan necesitaba reclutar a algún miembro de la banda, aunque hubiese tenido un paso breve o poco relevante. El engatusado para la ocasión fue Rod Evans, el primer cantante que tuvo el grupo allá por los años 1968 y 69 y con el que grabó tres discos, en una etapa primigenia donde primaba una vertiente de pop y psicodelia, todavía alejada del Blues-Rock de alto octanaje con el que pasarían a ser mundialmente conocidos. Su hito más recordado como vocalista fue el primer single “Hush“, y a pesar de haber grabado tres álbumes y girado por Europa y Estados Unidos, la banda no estaba satisfecha ni con el éxito obtenido ni con el desempeño del Sr. Evans, por lo que fue invitado abandonar la formación en compañía del bajista Nick Simper (que curiosamente también fue invocado por Green e inteligentemente declinó la siniestra propuesta)
Con un miembro original deseoso de recobrar el protagonismo de antaño contratado a precio de saldo, solo les quedaba completar la formación con los mismos músicos con los que había perpetrado la suplantación de Steppenwolf: El bajista Tom de Rivera, el teclista Geoff Emery, el baterista Dick Jurgens III y el guitarrista Tony Flynn. El crimen estaba servido.
El golpe
Una vez completada la banda criminal, Advent Talent Associates comenzó a ofrecer fechas para girar por América del Norte. Hay que tener en cuenta que no existía internet en los primeros 80, y las comunicaciones se producían mediante el intercambio de llamadas telefónicas o faxes, por lo que verificar la autenticidad de la banda era una tarea hartamente complicada. Los promotores locales, entusiasmados por traer a Deep Purple a sus escenarios, picaron el anzuelo.
El debut de los impostores se produjo un 17 de Mayo de 1980 en el Civic Center de Amarillo, Texas, ante un público entusiasmado… Quien cantaría: Gillan? Coverdale? Habrá vuelto Ritchie Blackmore? Así que cuando se alzó el telón y vieron a cinco tipos que no les sonaban de casi nada (como mucho la cara de Evans si tenían algún viejo álbum de los Purple o la de Tony Flynn si buscabas un parecido físico con Blackmore) la confusión inundaba a la audiencia mientras la supuesta banda abordaba temas de los primeros álbumes con Evans. Y de la perplejidad se pasaba a la indignación para acabar en disturbios al escuchar como unos músicos de medio pelo y un cantante limitado destrozaban “Highway Star” o “Smoke on the Water” en una ejecución mediocre donde ni de lejos se daba la talla. Las fechas se fueron sucediendo, engaño tras engaño, atropello tras atropello.
El clímax de la impostura los llevó el 28 de Junio a encabezar cartel con rueda de prensa previa y bombo y platillo en el Estadio Olímpico Azteca de Ciudad de México. Repleto hasta la bandera de fans ansiosos por ver por primera vez a su banda favorita (o eso creían ellos) la actuación nuevamente se tornó en una experiencia como poco decepcionante. Y por si esto no fuera suficiente, los impostores alquilaron un estudio de grabación con la intención grabar y de lanzar un disco para mediados de noviembre, llegando a producir dos temas que obviamente jamás verían la luz: ” Blood Blister” y “Brum Doogie”.
Hasta aquí podíamos llegar
Cuando llegaron al Long Beach Arena de California en agosto, la estafa ya había cruzado el charco y se había puesto en conocimiento de la dirección real de la banda que inmediatamente decidió tomar cartas en el asunto e impugnar semejante tropelía. Además de meterles una demanda de proporciones bíblicas publicaron un anuncio de media página en el LA Times (justo debajo del anuncio del citado concierto de Long Beach) informando a los posibles asistentes que “las siguientes estrellas NO ACTUARÁN en el concierto Deep Purple en Long Beach Arena mañana, 19 de agosto de 1980: Ritchie Blackmore, David Coverdale, Ian Gillan, Roger Glover, Glenn Hugues, John Lord e Ian Paice”. Esto ya había llegado demasiado lejos.
Cabe indicar que con motivo de los diversos cambios de formación de Deep Purple a lo largo de los años se había establecido una nomenclatura a continuación del nombre de la banda con el indicativo Mark o Mk y un número. algo también habitual por ejemplo en las evoluciones de un modelo en concreto de componente Hi-Fi (Mk1, Mk2…). La formación original es conocida como Mk1 (Evans / Lord / Blackmore / Paice / Simper), la más estable y exitosa es la Mk2 (Gillan / Lord / Blackmore / Paice / Glover), la más potente Mk3 (Coverdale / Lord / Blackmore / Paice / Hughes) y así sucesivamente hasta la actual Mk8. Y curiosamente en ese complejo organigrama histórico de los Purple la formación impostada pasó a denominarse Bogus Deep Purple (Bogus significa falso en ingles).
Se acabó lo que se daba
Una vez conocidos los hechos por los auténticos propietarios de Deep Purple y tras haber desmontado públicamente la estafa, el ejército de abogados púrpura entró en escena demandando en la corte a Advent Talent Associates y a todos los que estaban en el ajo por daños y perjuicios. Evans, al poseer todavía derechos de regalías sobre los primeros álbumes y una pequeña participación del nombre se llevó la peor parte. Un tribunal le sentenció a pagar 672.012,44 dólares por emplear el nombre de la banda sin permiso así como por los daños producidos por su mal uso: un auténtico dineral (mas de dos millones de dólares de hoy en día) que el cantante no podría pagar ni en varias vidas, por lo que finalmente a modo de compensación accedió a renunciar a todos sus emolumentos futuros sobre el nombre y la obra de Deep Purple o a cualquier futuro ingreso generado por pisar las tablas. A fin de cuentas, lo que se suponía iba a ser una jugada maestra para devolverle su condición de frontman de la banda acabó siendo el final definitivo a su carrera.
El promotor y el resto de los músicos tampoco se fueron de rositas y tuvieron que apoquinar 143.973,52 dólares en honorarios legales, por lo que también se vieron obligados a desaparecer del mapa musical. Al ser preguntados por el asunto tanto Ian Paice como Jon Lord comentaron que no se trataba de dinero, sino de salvar el buen nombre de Deep Purple.: “No ganamos ese dinero, se fue en abogados, pero la única oportunidad de detener a esa banda era demandar a Rod”. Lord reconoció que testificar en la corte contra Evans no fue plato de buen gusto, pero que Evans debía haber sido consciente de que no podía salirse con la suya con un Deep Purple falso y simplemente ser tildado de “tonto”. En lo referente a los dos temas que grabaron los impostores, cuenta la leyenda que un iracundo Richie Blackmore se hizo con los masters y los escondió en lo más profundo de su castillo para que no fueran hallados nunca jamás.
Perfectos Extraños
Los falsos Deep Purple nunca volvieron a aparecer en público, y las ganas del respetable por volver a ver a los auténticos no disminuyó ni un ápice con el paso de los años, hasta que por fin el deseo de los fans se hizo realidad un el 27 de abril de 1984, fecha en la que se anunció oficialmente la reunión de la versión Mk2 (Blackmore / Gillan / Glover / Lord /Paice). Los ocho años de distancia entre sus componentes les permitieron (provisionalmente) dejar atrás rencillas personales para lanzar el nuevo álbum “Perfect Strangers” y realizar una gira de reencuentro con gran éxito de público y crítica. De esa gira surgió el álbum en directo “Nobody’s Perfect“, con la versión en directo de “Hush” como single pero esta vez con la voz de Gillan, lo que a fin de cuentas representaba un sonoro tortazo a Evans ya no solo en lo musical, sino también en lo financiero pues no le quedaba mas remedio que ver como pasaban las regalías y discos de platino por delante sin poder embolsarse ni un penique.
Indudablemente, los 80 fueron de Deep Purple, no solo por encarnarse como el referente de culto de todo aficionado al Rock Duro, sino también porque miembros destacados como David Coverdale se posicionaban en lo más alto de las listas de ventas con su banda Whitesnake reformada al completo, vendiendo en 1987 la friolera de ocho millones de su álbum homónimo mostrando con ingenio y forma todos los recursos del rock más maduro al conjugar rápidas y baladas con una puesta en escena perfectamente estudiada y de lo más comercial.
En las décadas venideras siguieron los encuentros y desencuentros en el seno de los Purple, con idas y venidas de diversos miembros mientras John Lord e Ian Paice se mantenía perennes como pegamento aglutinador. El bueno de Lord falleció el 12 de Julio de 2012, siendo reemplazado posteriormente por el reconocido teclista Don Airey, que ya había formado parte del complejo árbol genealógico de los Purple tocando el órgano en los Rainbow de Ritchie Blackmore. Y es precisamente con Blackmore con quien más aflorarían los conflictos, el cual a pesar de su difícil carácter y de estar alejado del grupo seguía siendo considerado una de las claves del sonido de la banda. En este asunto Gillan era es el más beligerante, y todavía a día de hoy no desaprovecha ocasión alguna para desdeñar el talento o la actitud de Ritchie y alabar la impecable técnica de Steve Morse, que ya lleva más de un cuarto de siglo como guitarrista titular.
En 2016 Deep Purple fue inducido en el Rock and Roll Hall of Fame. Lo que para los fans era una oportunidad única de que todas las formaciones de la banda se reencontraran para cerrar el círculo se convirtió nuevamente en la enésima y agria polémica: Los Purple actuales no se prestaban a que ningún ex-miembro actuase con ellos en la ceremonia a la vez que dejaban claro ni siquiera querían que Evans (por los motivos anteriormente expuestos) ni Blackmore hiciesen acto de presencia, algo que disgustó a Coverdale y Hughes (aunque asistieron a la ceremonia) que consideraron el boicot a Blackmore una total falta de respeto al legado de la banda. En contraposición a esta circunstancia el legendario guitarrista aparcó sus carrera orientada hacia la música medieval en compañía de su esposa Candice Night y reformó a sus Rainbow para aparecer en selectos festivales de Rock sin dejar de interpretar los clásicos de Purple.
Todavía en activo y con 53 años de carrera en sus espaldas, más de 100 millones de discos vendidos, una eterna gira de despedida con un nuevo álbum editado en el 2020 e hitos como el de haber ostentado el Record Guiness como “La banda más ruidosa del planeta”, Deep Purple continúa siendo un pilar incombustible de la música Rock. Larga vida a los Purple.
Escuchas recomendadas:
Whitesnake – Ready An’ Willing
Equipo recomendado para la escucha:
B&W – 603 S2 Anniversary Edition
Este es, de largo, el artículo más gracioso sobre la desafortunada banda falsa de los Purple, muy ingenioso hasta en la forma de referirse a los involucrados XD, la información muy precisa y exacta, lo que sí no sé es donde han visto o leído que Ian Gillan “desdeñe” el talento de Ritchie Blackmore (su actitud sí, muchas veces y la lista de músicos que han hecho lo propio es larga y amarga) un artículo muy entretenido por lo demás.